
Javier Benayas (UAM): Hay seis especies de colémbolos invasores en la Antártida
Imagen de uso editorial facilitada por el catedrático de la UAM, Javier Benayas. EFE
Lourdes Uquillas.- Hasta las más minúsculas especies pueden convertirse en invasoras en los rincones más recónditos del planeta, como son los colémbolos en la Antártida, de cuyo estudio se encarga un equipo de las universidades madrileñas Autónoma y Rey Juan Carlos, dirigido por el catedrático Javier Benayas.
Benayas, catedrático de Ecología en la Facultad de Ciencias en la Universidad Autónoma de Madrid, y que acaba de volver de la Antártida donde viajó a bordo del buque de estudio polar Hespérides de la Armada española, ha explicado a EFE que desde 2008 realiza investigaciones en el continente blanco.
Colémbolos invasores
Imagen de uso editorial facilitada por el catedrático de la UAM, Javier Benayas. EFE
Sus estudios se centraron inicialmente en el impacto del ser humano y del turismo en esas latitudes, y actualmente se centran en las especies invasoras en la Antártida, donde ha vuelto a tomar muestras para proseguir los estudios.
Por las condiciones extremas del clima en la Antártida, el continente austral de 14 millones de kilómetros, se podría pensar que ningún ser por minúsculo que sea y llegado de climas más cálidos podría quedarse, pero los estudios del profesor Benayas indican lo contrario.
Es una investigación englobada en el proyecto Anteco, con la participación de investigadores de las dos universidades madrileñas conjuntamente con centros de Australia, Reino Unido, Chile y Argentina.
Adaptación por el aumento de las temperaturas
Imagen de uso editorial facilitada por el catedrático de la UAM, Javier Benayas. EFE
Según el investigador español, la propagación de estos diminutos seres invertebrados de apenas uno o dos milímetros que viven en el suelo y degradan la materia orgánica, podría deberse a la existencia de “zonas calientes gracias al volcán, con temperaturas y condiciones que no se dan en el resto de la Antártida”.
La Antártida es un espacio “bastante preservado” fundamentalmente porque las condiciones son muy extremas, y probablemente “la aparición de muchas especies no sea solo por la acción del hombre”.
Propágulos que se quedan
“El hombre es uno de los vectores más importantes a la hora de llevar progábulos (una estructura que permite la propagación y de la cual se puede originar otro individuo) de semillas o animales pequeños”, pero no el único.
“Ha habido casos muy concretos, pero se han ido erradicando”, explica, y añade que actualmente queda solo una invasora, la “Poa annua” -planta más conocida como espiguilla- y que se encuentra también en España y Europa.
Erradicación a base de “pico y pala”
Imagen de uso editorial facilitada por el catedrático de la UAM, Javier Benayas. EFE
Esta planta aparece actualmente en algunas bases y zonas de la Antártida, y es “la única introducida que queda, porque nosotros erradicamos en 2015 una que apareció de forma más localizada en la base Primavera de Argentina”.
Se trataba de otra clase de Poa, la pratensis, una gramínea o hierba similar a la anterior, que estaba “en uno de los lugares más bonitos que he visitado de la Antártida”, recuerda.
Esa planta fue introducida en unos seis ejemplares de hayas patagónicas que se trasladaron a la base argentina en los años cincuenta con el fin de “repoblar” la instalación.
Debido a las condiciones meteorológicas, las hayas murieron, pero esa gramínea que llegó en los cepellones con los que fueron trasladados los árboles “ha permanecido en el lugar”.
La particularidad de esta última gramínea y el motivo por el que no se reprodujo, explica, “es que las semillas no eran fértiles, la planta crecía vegetativamente, porque las semillas no maduraban y no podían infectar otras zonas”.
“Cuando nos pidieron ir a hacer una investigación”, señala, la especie estaba “muy localizada en una zona muy densa de unos pocos metros cuadrados, en un lugar muy concreto”.
Pudieron constatar el riesgo de que las semillas maduraran y germinaran “con las subidas de temperaturas”, por lo que en una reunión de los miembros del Tratado Antártico se decidió erradicarla, “y se nos encargó la labor”.
Así, en el año 2015 -a base de “pico y pala”- sacaron más de una tonelada de tierra que fue transportada en helicóptero al continente.
La Autónoma, centro pionero en la Antártida
“Este año he constado que la planta no ha vuelto a crecer, por lo tanto ahora mismo es una planta erradicada”, asegura el catedrático de la UAM, “el centro universitario con mayor número de publicaciones en revistas científicas solo después del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que engloba varios centros”.
La Universidad Autónoma, señala, ha tenido un protagonismo especial en la Antártida desde hace muchos años por la presencia de investigadores de la talla de Eduardo Matínez Pisón, Jerónimo López, Pedro Nicolás, entre otros, que además han impulsado la formación del Comité Polar Español y están presentes en el Scientifcic Committee on Antartic Research (SCAR) o el Tratado Antártico.
Benayas concluye que este trabajo de los profesores de la universidad madrileña tenga continuidad en las futuras generaciones de estudiantes de la Autónoma. EFEverde
Más información sobre especies exóticas invasoras y medio ambiente en: www.efeverde.com
Catalogo de EEI en España BOE-A-2013
Sobre LIFE17 GIE/ES/000515 Life Invasaqua de la UE.
Especies exóticas invasoras de agua dulce y sistemas estuarinos: sensibilización y prevención en la Península Ibérica
Cofinanciado por la UE en el marco de la iniciativa Life y coordinado por la Universidad de Murcia, LIFE INVASAQUA tiene por objeto contribuir a la reducción de los impactos perjudiciales de las ESPECIES EXÓTICAS INVASORAS (EEI) sobre la biodiversidad mediante el aumento de la sensibilización del público, el aumento de la formación en sectores involucrados y la creación de herramientas para un sistema eficiente de alerta temprana y respuesta rápida (Early Warning and Rapid Response, EWRR) para gestionar sus repercusiones en los ecosistemas de agua dulce y estuarios.
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