La almeja de río “al límite de su conservación” debido a 12 especies exóticas

Madrid  (EFEverde/Lifeinvasaqua).- Hasta 12 especies exóticas de fauna y flora han invadido los últimos tramos fluviales de la cuenca del río Duero ocupados por la almeja de río u ostra de agua dulce, un molusco bivalvo , catalogada como en peligro de extinción, que se encuentra al “límite de su conservación”. 

La náyade ‘Margaritifera margaritifera’, también conocida como margaritona o almeja perlífera, habita en ríos de la provincia de Zamora y Salamanca, así como en el río Alberche de Ávila, perteneciente a la cuenca del Tajo, unos entornos fluviales que se han analizado para “actualizar el conocimiento sobre sus poblaciones supervivientes”, según un estudio publicado por Javier Morales, David Fernández del Peso, Javier Balset y Rafael Araujo en la revista’Quercus’ y extractado por EFEverde para LifeInvasaqua.

Once de las doce especies de flora y fauna acuática consideradas exóticas, registradas en los tramos fluviales de Castilla y León ocupados por la almeja de río, están presentes en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

Truchas y otros peces autóctonos, hospedadores imprescindibles de las larvas de estos bivalvos, “también son sus víctimas”, al igual que otros moluscos con los que comparten su hábitat, detallan los autores de la publicación.

Algunas especies invasoras, como la almeja asiática o el caracol del fango, son capaces de cambiar los microhábitas bentónicos, tanto física como químicamente, al transformar los sustratos de arraigo de náyades juveniles -bancos de arenas y gravillas oxigenadas- en sedimentos compactados y anóxicos, donde se produce amonio.

Otras, como la diatomea llamada moco de roca o el helecho acuático, pueden alterar las condiciones del fondo del río “debido a su gran poder tapizante”.

Sus crecimientos en masa -argumentan- son capaces de cambiar las condiciones químicas del agua, ocultar el paso de la luz necesaria para el resto de la comunidad bentónica y eliminar la vegetación sumergida, que necesitan los bancos de alevines de peces autóctonos.

Además, desde hace pocos años también habitan en los ríos estudiados tanto el cangrejo rojo de las marismas como el cangrejo señal, que “ya habían sido ampliamente dispersados por los pescadores en la red hidrográfica española desde hace décadas”, tal y como recoge en su artículo Quercus.

Ambos, considerados exóticos invasores, provocan tanto efectos acumulados de alteración física de los fondos como cambios de tipo ecológico en las comunidades fluviales.

Ante esta situación, las náyades “carecen de medidas defensivas” porque “no han estado en contacto con los cangrejos de río de forma habitual en la Península”.

La gambusia, el black-bass y el perca sol, otras especies exóticas invasoras, interfieren en las comunidades de peces autóctonas de las que dependen los gloquidios (espinas foliares delgadas) de las náyades para producir sus quistes en la fase metamórfica.

A todo esto se une el visón americano, otro gran invasor de nuestros ríos, dado que “existen relaciones sinérgicas entre el éxito de ocupación de los cauces por parte de este mustélido y la abundancia de otras especies exóticas”, como cangrejos o peces.

Durante el verano de 2018, se observó la presencia de cangrejos señal en el río Negro, al noroeste de la provincia de Zamora, en el entorno de los mejores grupos de ‘Margaritifera margaritifera’ en proceso de liberación de conglutinados (masas gelatinosas donde se almacenan los gloquidios).

Estos conglutinados suponen un recurso de alimentación para los cangrejos exóticos que, incluso, “son capaces de voltear náyades al extraerlas de los sustratos arenosos”.

Las especies exóticas, recuerda el artículo, “inciden de forma negativa en la conservación de la fauna fluvial” y, en especial, en la de las náyades o almejas de río, pues provocan “transformaciones físicas, químicas y ecológicas en los ecosistemas donde viven estos moluscos bivalvos de agua dulce”.

El efecto de las invasiones biológicas en los ecosistemas fluviales se siente sobre las comunidades de especies autóctonas a través de la competencia por el alimento o el sustrato de refugio, la depredación o la exclusión del territorio, además de producir modificaciones en las redes tróficas y en las condiciones ambientales que requiere la fauna nativa.

Un problema más que se une a los presentes en estos ríos como la falta de depuración de aguas residuales urbanas, el pisoteo de los fondos por el ganado o la falta de caudal debido a la baja precipitación y a las extracciones para uso urbano, entre otros. EFE

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Más información sobre especies exóticas invasoras y medio ambiente en: www.efeverde.com

Catalogo de EEI en España BOE-A-2013

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Especies exóticas invasoras de agua dulce y sistemas estuarinos: sensibilización y prevención en la Península Ibérica

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